Es curioso como se desarrollan las reflexiones, al menos en mi caso, te encuentras leyendo un libro sobre historia de la filosofía, El mundo de Sofía de Jostein Gaarder, sorprendentemente didáctico. Tienes una conversación con un amigo referente a los procesos vitales que nos suceden. Y lees la siguiente frase, "la depresión te la provocas tú con tu diálogo interno, aunque no te des cuenta. Cuesta mucho deprimirse; solo si te esfuerzas mucho lo conseguirás", expresada por el psicólogo Rafael Sant Andreu.
De todo este batiburrillo surge una pensamiento que ha ido tomando forma en mi mente sin yo ser demasiado consciente. La luz que se enciende, tenuemente, dentro de mí, quiere que preste atención en un detalle que no había tenido en cuenta hasta ahora.
Durante muchos meses he estado manifestando mi opinión sobre la fuerza que tiene los pensamientos en nuestra vida. Una de las máximas que hace tiempo que tengo integrada es: No son las cosas que nos pasan las que nos hacen sufrir, sino lo que nosotros nos decimos sobre esas cosas, del filósofo griego Epicteto.
Es una reflexión que a mi me parece correcta, y teniendo en cuenta que la Logoterapia de Viktor Frankl, o la terapia cognitivo conductual tienen sus raíces en la filosofía estoica, de la cual Epicteto fue uno de sus máximos representantes, podríamos deducir que realmente nuestros pensamientos son la clave para tener una buena vida, o yendo un poco más allá y como afirmaba Descartes: pienso, luego existo.
¿Realmente es así,? ¿Podemos asegurar que todo va a depender de que pensamientos tengamos sobre lo que nos pasa?, pero ¿Dónde se generan esos pensamientos? ¿De qué manera lo hacen?
Quizás hayamos perdido de vista un aspecto importante sobre el asunto que nos atañe. Puede ser que no seamos una parte del todo como aseguran los filósofos románticos, pero existen aspectos que nos identifican como algo más que nuestros pensamientos; habitamos un cuerpo, tenemos un contexto, nos viene impresa una genética, vivimos experiencias, nos sobrevienen traumas, tenemos hábitos, y en resumen, somos un ser complejo.
Estaría bien, entonces, tratar a ese ser desde un punto de vista holístico, donde no se tengan solo en cuenta sus pensamientos, sino todo lo que define quién y cómo es.
No creo que exista un único camino para encontrar la paz interior que tanto anhelamos, mi experiencia personal me índica que cada parte debe ser tenida en cuenta, que la mente sin el cuerpo, el cuerpo sin la historia personal, la historia personal sin el contexto, el contexto sin los hábitos, y los hábitos sin el espíritu, solo acaban por explicar una parte del todo.
by Txema Morales. Escritor y Coach.
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