¿De que forma podemos trabajar nuestros pensamientos? ¿Qué método o métodos podemos utilizar para alcanzar la introspección que nos permita el cambio? ¿Cómo podemos llegar a conocernos mejor?
Para modificar nuestra conducta debemos modificar nuestros sentimientos, y para modificar nuestros sentimientos, debemos cambiar nuestros pensamientos. Edith Edger
Quizás la manera más sencilla de trabajar nuestro crecimiento personal es la escritura. La escritura nos ofrece la posibilidad de tener un tiempo del día dedicado exclusivamente a nosotros, donde los distractores deben desaparecer: móviles, televisión, compañía o cualquier otra motivo de distracción. Solo nosotros, nuestro boli y una hoja de papel. Es lo único que necesitamos para encontrar ese espacio donde nos convertimos en protagonistas.
Si se cumple esta premisa es indistinto el momento del día en el que nos pongamos a ello, aunque siempre es recomendable a última hora o a primera. Esto es así porque podemos hacer un repaso de lo sucedido, meditar sobre ello y prepararnos para el día siguiente o el que empezamos.

La elección del medio tampoco es banal. De alguna forma, por lo menos los que nos hemos criado en el mundo analógico o a caballo entre el analógico y el digital, solemos tener una conexión con la escritura en papel. Escoger una libreta de nuestro gusto y utilizar un bolígrafo que nos haga sentir cómodos escribiendo facilitará que estemos conectados con el momento.
Pero no debemos descartar los dispositivos digitales si nos resultan más útiles. Lo importante, en definitiva, es el acto de escribir, no el medio.
Tampoco vamos a escribir un libro, ni a concebir una obra de arte. Nuestro estilo, nuestra forma de expresarnos no es lo importante. Lo que cuenta es que la escritura sea fluida, que podamos expresar nuestros emociones y sentimientos. Que podamos evaluar lo que nos ha sucedido desde la tranquilidad. De esa forma obtendremos nuevas perspectivas, lo que contribuirá a cambiar los pensamientos.
No debemos rehuir los hechos negativos, ni las experiencias que nos han provocado dolor. Es justamente a través de nuestro diario donde podremos mirarlas bajo un nuevo prisma. Y sobre todo, nos ahorraremos el emitir juicios. Queremos comprender, no castigarnos, ni castigar a nadie.
Tu tienes el poder sobre tu mente, no los eventos externos. Entiende esto y encontrarás tu fuerza. Marco Aurelio

Puede serte de ayuda la recomendación que hacía Séneca, proponía que antes de ir a dormir uno debe sentarse en un sitio tranquilo y preguntarse tres cosas: ¿Qué hice mal hoy? ¿Qué hice bien? y ¿Qué podría haber hecho de otra forma? El sentido de estas preguntas no es reprendernos por lo que no hemos hecho bien. Se trata de buscar patrones de comportamiento que no nos permiten mejorar, y también el recordarnos aquello que aportamos de positivo.
Otra buena costumbre es añadir a nuestro diario, al finalizar la entrada del día, tres o cuatro cosas sobre las que estamos agradecidos. No tienen porque ser materiales, en realidad, si nos paramos a pensar en ello, las grandes cosas que debemos agradecer no lo son.
Es una formula sencilla, pero muy eficaz, qué nos va a proporcionar una mejora en nuestra salud mental y física. Este es el poder de la escritura, de la escritura que cuenta nuestra propia historia personal. Vale la pena invertir unos minutos al día.
Todo hombre, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro. Santiago Ramón y Cajal
by Txema Morales. Escritor y Coach.
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